A muchas personas nos desagrada los conflictos y en ocasiones callamos para evitar la confrontación. Hacer esto, desarrolla frustraciones internas que podrían convertirse en bombas de tiempo que llegan a explotar dañando la relación, sea laboral o personal.
Aprender a discutir sin ser descortés es una habilidad de vida muy valiosa que te permite ser firme en tu posición sin alterarte, perder la cordura o ponerte a llorar.
Debemos comunicar lo que nos incomoda de una manera asertiva. Tienes que aprender a discutir si quieres que la relación continúe. Mientras puedan discutir sobre el problema, así sea fastidioso, la relación tiene oportunidad de sobrevivir. Cuando ya no pueden hablar del problema, explorarlo y buscar soluciones, la relación se vuelve vulnerable y se puede acabar.
Muchos conflictos se producen por simples malos entendidos. Uno habla de una cosa y el otro de otra completamente diferente. Esto se conoce como una conversación paralela, en la cual los dos creen que están hablando de la misma cosa pero no es así.
Según Carter Johnson, hay 5 estilos para enfrentar los conflictos:
- Forzando: Todo o Nada. Solo uno puede ganar, a la fuerza si es necesario. Esto es solo aplicable cuando se debe tomar acciones rápidas y decisivas. Ejemplo: Un familiar está muy enfermo y debe ser llevado al hospital pero los demás miembros de la familia no están de acuerdo porque no tienen dinero para pagar. Si una situación no es crítica, el forzar solo puede traerte enemigos.
- Evitando: Es una buena postura evitar en situaciones en las que no estás involucrado directamente, ejemplo: Un conflicto entre tus padres donde tu solo eres espectador.
- Siendo flexible: Puede ser muy efectivo cuando te das cuenta que a la otra parte le interesa mucho más que a ti el asunto o cuando quieres ganar aliados. Ejemplo: Estás en una discusión por una herencia pero a ti no te interesa y no necesitas del dinero mientras que a la otra parte si.
- Comprometiéndote: Es apropiado cuando las dos partes tienen el mismo poder o el mismo interés. Ejemplo: Los honorarios a cobrar en una fusión con otra parte. Una pareja que se compromete a dedicarse tiempo de calidad.
- Resolviendo el problema: Es el método más efectivo para resultados a largo plazo, pero no aplica en todas las circunstancias. Funciona bien para resolver conflictos de personalidad y cuando se requiere de cooperación y compromiso. Ejemplo: Necesitas el consentimiento de tu gente para la aplicación de nuevos procedimientos pero tienen opiniones conflictivas. Una persona diagnosticada con algún trastorno de personalidad.
El más grande desafío es poder aplicar cada estilo dependiendo del conflicto, debido a que cada persona tiene su manera natural de reaccionar. Sin embargo, estar consciente que existen alternativas, y dedicarse un tiempo a pensar con cabeza fría, puede traer resultados más efectivos.
En ocasiones, no puede resolverse el conflicto y ahí debes recordar que el objetivo principal es aprender a manejarlo y no dejar que el conflicto te maneje a ti.
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